Reflexión

Qué irónicas somos las personas. Cuando nos hacen un daño que parece irremediable, que provoca que rechacemos al amor, que no le creamos e incluso le odiemos, entonces sólo queremos estar con nosotros mismos, nuestro amor propio nos basta, nuestra coraza arregla y protege cada roto, cada trauma, hasta que... para nuestra sorpresa volvemos a enamorarnos. Entonces cada palabra de odio, y negación, se aparta, somos otros. Lo que dijimos ya no es nada. Lo que creímos imposible, sí se puede. Y quizá es que todo el tiempo existió el amor, sólo que no nos habíamos encontrado aún con el que encaja, el que cura, el que ama con todo, el que dura para siempre si quieres siempre, el que se queda, el que entiende. Somos otros. Lo negro es color. Y en la mirada vuelve a caber amor. Y esta vez, el de verdad.