He conocido personas con una frustración y una tristeza notable por desear que gente de su misma sangre se implique en sus vidas y demuestren. Mi consejo es que no viváis esperando cambios que no se dan, que seáis felices con quiénes están y punto. Duele sí, pero perdéis la vida esperando, estando tristes, haciendo que vuestra tristeza incluso influya en otros que sí están ahí. Mientras antes aprendáis a concienciarse de esto, mejor: estar para quien está; dejar de sufrir por lo que no está en nuestra mano controlar; dejar a un lado lo que se quiera quedar aparte; crear y vivir nuestra vida.