La duración de las películas

Antes de empezar quiero que seáis sinceros con vosotros mismos. Con el título que he puesto, que ya inspira somnoliencia y que augura un blog aburrido, y con esta introducción de mierda, ¿qué se os ha pasado por la cabeza para entrar a leer?
Whatever. Vamos a hablar de la duración de las películas. Sí, así están las cosas; no hay presupuesto para más. Pero vamos a hablar del efecto que tienen en la gente (twist plot de genio).
Imagino que todos los aquí presentes habrán visto alguna película. Si no es así, en anteriores entradas recomiendo unas cuantas con las que dejarás de perder el tiempo.
Ya sea en el cine, en casa, en un festival o en clase, todos hemos visto alguna vez alguna película. Y seguramente, la mayoría coincideremos en que la duración media de cualquier filme está entre los 90 minutos y las dos horas. Fuera de ese rango, la obra se considera imperfecta desde un primer momento.
Muchísima gente no distingue entre corto y largometraje, por lo que si van a ver una película de 50 minutos dicen que van a ver un corto y acaban quejándose de lo largo que ha sido. Pero si la película dura más de dos horas y media se empieza a criticar la duración desde que se propone la idea de verla.
Obviamente, esto señala la capacidad media del ser humano para aguantar sentado sin hacer nada más que mirar a un sitio y prestando atención a eso que ocurre en ese sitio. Esto lo aprovechan las productoras para crear películas que no resulten aburridas debido a su duración. Y normalmente funciona porque la mayoría de películas que se ruedan se hacen con el único fin de ganar el máximo dinero posible. Y hablamos en muchos casos de cifras que superan los 8 o incluso los 9 dígitos.
Y, claro, como la gente es tan manipulable, se emite un paradigma por el cual las mejores películas son aquellas que se asientan en esa franja, y las demás son obras de menor nivel con grandes fallos en los que destacan que si la película es muy corta, la trama no se desarrolla bien, y si es muy extensa, se desarrolla demasiado.
Y evidentemente es así, en muchas ocasiones. Si los mayores esfuerzos se ponen en películas que tienen que durar por narices un tiempo determinado, es lógico que las mejores obras estén en esa franja. Sin embargo, eso no siempre ha sido así.
Todos hemos visto El Padrino (y si no ya estáis tardando) y somos conscientes de que dura casi 3 horas. Por esa regla general, El Padrino debería ser un tostón insoportable y soporífero al que le sobra una hora y pico. Y eso es lo que pensaron los productores cuando Coppola presentó su obra maestra finalizada y duraba demasiado. Aquellos señores, unos figuras, empezaron a recortar secuencias para ajustarla a la media y se dieron cuenta de que cuanto más quitaban, más aburrida se volvía.
Imagino que muchos habréis visto Batman vs Superman. Yo quiero ir con la verdad por delante y confieso que no la he visto. Sin embargo, un montón de gente afirma que a esa película le falta media hora de una manera descarada. No sé si se referirán a la versión de cines o a la versión extendida, pero en cualquier caso se trata de una película que ya supera esa franja de las dos horas, y dicen que le falta otra media hora.
Todo esto viene a que justo hoy, hace unas horas, he visto un vídeo de un chaval comentando la película que traje ayer, El Jardín de las Palabras, que aprovecho para volver a recomendar, y decía que 40 minutos era demasiado poco, que él habría añadido una hora más para desarrollar la historia entre los personajes, saber qué pasa después del final...
Y me hizo pensar que muchas veces se exige una duración determinada porque si es menor, la gente tiende a pensar que la historia se ha quedado corta. Independientemente de cuál fuera y de lo que tratase. Y, precisamente, esa película no puede durar más porque se rompería.
Es una película que trata una relación entre dos personas en un arco temporal forzosamente corto y en el que lo que importan son los pequeños detalles cotidianos. Si le añades más metraje corres el enorme riesgo de que la película se vuelva aburrida porque tanto la historia como los personajes empezarían a parecerse a otros tantos de tantas películas que han repetido tanto el mismo esquema que ya las desechamos antes de verlas.
Una historia puede durar lo que sea, desde una frase como en el cuento "El dinosaurio" hasta La Biblia, y el valor nunca residirá exclusivamente en la duración. Y si no sois capaces de verlo, es porque no estáis entendiendo la obra.