Resistencia o asilo, la lucha LGTB en Marruecos
by alveo in
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29 by November by 2019
La comunidad gay, lesbiana y trans marroquí enfrenta vulneraciones de derechos y violencias múltiples procedentes de la ley, la familia, la policía o los medios de comunicación. Algunas resisten desde la clandestinidad y otros solo ven el asilo como salida.
En Rabat, dos equipos de fútbol femenino se preparan para el partido. Celia calienta con sus compañeras en mitad del campo. Lleva el pelo muy tenso, recogido en un moño, y tiene actitud seria y concentrada porque sabe que ese partido es decisivo. Tiene 23 años y es del sur de Marruecos, de un minúsculo pueblo amazigh. Antes de empezar, se acerca a la banda del campo donde está Lilia, de 31 años. Ella es profesora, de Tetuán, pero vive en Rabat desde hace años. Lilia quiere darle un beso para animarla, pero se contiene y termina dándole un abrazo largo, de los que van más allá de la piel. Quiere irse de Marruecos con ella e irse a vivir a Ámsterdam, pero aún no se lo ha dicho.
Celia y Lilia son pareja desde hace un año, pero lo mantienen en secreto por miedo. Por esta misma razón, ellas y la mayoría de testigos del reportaje utilizan nombres ficticios. Marruecos es uno de los 70 países en el mundo que criminaliza la homosexualidad: el artículo 489 del Código Penal marroquí, herencia de la jurisdicción colonial francesa, castiga las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo con penas de entre seis meses y tres años de prisión, y multas de hasta 1.200 dirhams (más de 100 euros). También las personas trans sufren violencias y exclusión social.
La persecución de la comunidad LGBTI en Marruecos se enmarca en un contexto político de represión y vulneración sistemática de los derechos humanos. “A pesar de que hay elecciones y diferentes partidos, Marruecos es un régimen autocrático, una dictadura con una concentración de poderes en la monarquía y unas pocas élites”, afirma Laura Feliu, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona y experta en el mundo árabe. La criminalización del colectivo LGBTI, según Feliu, forma parte de un engranaje de control social del régimen para castigar conductas que se consideran contrarias al sistema. “Para mostrar su poder, el régimen marroquí necesita ejercer control: control patriarcal, de la juventud, de la familia, de la sociedad... Es importante esta represión para el mantenimiento del statu quo”, añade la investigadora.