El drama de los refugiados LGTB: "Mi padre me puso una pistola en la cabeza"
by alveo in
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28 by December by 2017
John Alexander lleva apenas un año en España. Llegó procedente de Colombia, donde ejercía como conductor de camiones, “uno de los gremios más machistas del país” como él mismo explica. “Decidí dejar Colombia porque recibí amenazas por ser un hombre transexual, amenazas contra mi vida”. John Alexander es una de las miles de personas que buscan refugio en otro país pero que no huyen de una guerra o de una dictadura, huyen para ser, sentir o amar libremente. Ese es precisamente el lema con el que la Comisión Española de Ayuda al Refugiado quiere visibilizar la realidad de las personas perseguidas por motivos de orientación sexual e identidad de género.
En la actualidad más de 70 países siguen criminalizando por ley a las personas LGTB, entre ellos 8 con la pena de muerte. Agresiones o amenazas en sus países de origen que, como denuncia Paloma Favieres, portavoz de CEAR deben considerarse un motivo de concesión de asilo. “Sigue habiendo una discriminación que dependiendo del grado, de la intensidad y de la reiteración equivalen a una persecución y que obligan a huir. Y que son los más difíciles de defender porque tienes que demostrar ante las autoridades que no existe una protección real y efectiva”. Una discriminación que en muchos casos, como el de John Alexander, llega incluso al ámbito familiar. “Mi familia me sacó de su vida. Mi padre me puso una pistola en la cabeza diciéndome que prefería que fuera puta a lesbiana”.
Desde CEAR aseguran que ha habido avances para los casos que tienen que ver con la orientación sexual, pero apuntan a un desafío aún mayor: el de las personas transexuales. Afganistán, Arabia Saudí, Gambia o Egipto están entre los países más peligrosos para las personas LGTB. Pero la situación es especialmente crítica en América. 9 personas LGTB son asesinadas a la semana en ese continente. John Alexander respiró tranquilo cuando aterrizó en Barajas, su vida ya no corre peligro. Ahora espera una respuesta a su solicitud de asilo. “Quiero la oportunidad de poder pertenecer de lleno a este país, la oportunidad de ser libre, de que no me discriminen simplemente por ser un hombre transexual” explica. La oportunidad, simplemente, de poder sentir y amar como uno más.