Primer anime del año

Hace tiempo que no os traigo ninguna review ni recomendación de anime, y eso no puede ser. Aunque bueno, en general no es que os haya echado mucha cuenta... Pero me lo perdonáis esta vez, ¿vale? ;)
Y ahora, al lío. Como primer anime del año os traigo uno que está en emisión (lleva solo cuatro episodios) pero que apunta muy alto. Se trata de Little Witch Academia, serie que según tengo entendido contaba previamente con algunas emisiones en forma de películas de corta y media duración pero que no he podido ver todavía.
La historia gira en torno a Akko, una chica que sueña con emular a su admirada Shiny Chariot y convertirse en una gran bruja. Sin embargo, Akko es la única alumna de la escuela de magia que no procede de una familia de brujas y, por si fuera poco, es bastante torpe.
Aunque seguro que alguien se ha quedado en la parte anterior y está pensando "¿de verdad recomiendas un anime que solo lleva cuatro episodios emitidos (de 25)? Pierdes facultades..." Y seguramente lleve razón, pero apuesto lo que queráis a que más de uno le da una oportunidad solo con lo que voy a decir ahora.
En primer lugar, esta serie desborda alegría y buen rollo desde el primer minuto. Además de la comedia que reina como género principal junto a la fantasía, es imposible no percibir esa sensación de que todo va a salir bien, de que todo es posible. Un poco en la línea de uno de los más claros referentes de esta serie, Harry Potter.
Si algo defiendo a muerte de toda la filmografía de Harry Potter es la primera película. Desde los maravillosos planos que utiliza el director para enseñarnos el mundo mágicos hasta la obra maestra que realiza John Williams, todo en esa película es magia en estado puro. Y es exactamente eso, salvando las distancias, lo que yo he sentido al ver esta serie. Por supuesto también veo similitudes narrativas entre ambas obras, pero el peso de la influencia no va mucho más allá, al menos hasta ahora.
Y si hablo del principal referente fuera del anime no me puedo dejar los dos que tiene dentro del mundo de la animación japonesa: Ojamajo Doremi y, (que nadie se me eche encima, que hace mucho que no veo ambas series) Sakura, Cazadora de cartas.
Por un lado tenemos la inocencia infantil de Do-Re-Mi tanto en el desarrollo de los personajes como en la elaboración de determinados momentos de la acción. Y, por el otro lado, tenemos a una protagonista que no entiendo muy bien sus poderes pero que demuestra tener mucha determinación a la hora de perseguir su sueño. Seguramente esto no se parezca tanto a Sakura y ya digo que tengo pensado volver a verla, pero mantengo mi argumento de similitud.
Sin embargo, todo eso da igual a última hora porque la serie consigue lo que se propone: crear unos personajes y unas situaciones con personalidad, con los que resulta muy fácil empatizar y que mantienen en todo momento una sonrisa en tu cara. No es una serie de carcajada constante, ni si quiera momentánea, y no deja mucho espacio a la sorpresa, pero no importa porque termina el episodio y no te acuerdas de ningún problema ni quebradero de cabeza que tuvieras antes. Y lo consigue con eso, con inocencia, sencillez y buen rollo, además de algún toque paródico-sarcástico y algunos momentos de enorme belleza visual basados una vez más en la sencillez.
En definitiva, os recomiendo que os pongáis a ver ya esta serie aprovechando que solo lleva cuatro episodios porque no tiene pinta de defraudar.