Piso compartido. El espía secreto.

Hoy voy a aprovechar la tranquilidad del domingo para contaros qué tal fue mi penúltimo piso compartido en Barcelona.

Después de muchas entrevistas de piso y sin encontrar nada, se me estaba echando el tiempo encima, de hecho quedaba solo una semana para tener que abandonar el piso en qué vivía ( donde encontré a Leo ) y no había forma. Yo estaba desesperada. Para no tener un problema realmente importante, mi ex y yo decidimos buscar habitaciones en pisos separados así si uno de los dos tenía algún problema, el otro podría acogerle.
Como él no tenía mascota, la encontró enseguida pero yo con la gata ya os digo que no había manera. Al final unas chicas de Sants me dijeron que como ellas no habían encontrado a nadie para una habitación libre que tenian y yo estaba así, que me quedara con ellas un mes, así yo les ayudaba a pagar ese mes y podía buscar con más calma teniendo un mes por delante pero al siguiente mes tendría que irme porque el dueño del piso no les dejaba tener animales.
Yo acepté y entré en el piso que estaba en una zona muy guay de sants por el parque de violant d'hongria, mi zona favorita y pagué el mes. Hasta ahí bien.
La habitación era pequeñisima, inhabitable pero al menos no estaba en la calle. Las chicas eran majas pero no estaban nunca en casa, así que era casi como vivir sola lo cual a mi me encanta pero en esos momentos de presión me agobiaba mucho porque encima mi ex vivía en la otra punta de la ciudad, en vallcarca, así que yo empecé a sentirme muy sola y fue en esta época en la que empecé a pensar que en cuanto acabara la carrera me iría a otra ciudad o volvería a Valencia pero que no podía estar siempre así de un sitio a otro, con problemas para encontrar casas y pelada de pasta porque todo es carísimo en Barcelona. Mi ex tenía problemas en el curro así que directamente no me apoyó nada en estos momentos así que fue en este punto de nuestra historia cuando la relación empezó a avanzar hacia el final, porque yo después de esto por más que lo intenté no volví a sentirme nunca igual con él.
Pues bueno después de una semana viviendo con ellas y súper deprimida por mi situación, muy preocupada y sin sentirme como en mi casa porque sabía que tenía los días contados desde el principio, encontré una habitación más estable y me mudé.
Cuando la encontré se lo dije a las chicas y pensaba que me devolverían al menos la pasta de los gastos de internet etc porque había estado solo una semana pero no. Una de ellas quería devolverme toda la pasta (y eso que yo no lo pedí) pero la otra que era "la que mandaba" dijo que ni un euro, así que otra vez perdiendo pasta.

Piso del espía:
Pues en estas condiciones había encontrado una casa para ir a visitar. La habitación valía 265 euros con gastos y estaba lejísimos de la Uni pero cerca de la casa de mi ex, en el guinardó. En el anuncio la habitación se veía súper bonita y aceptaban a la gata de buen grado.
Fui a la entrevista y resulta que el chico que me entrevistaba había estudiado filosofía así que le molaba mi perfil, me dijo que los gatos eran sus animales preferidos. Me enseñó la habitación y primera movida: no era la de la foto. Era más pequeña y de esas con cama elevada (esto me gustó) y con moqueta.
Me dijo que si la quería era mía y yo acepté porque claro....
Supuestamente el chico era francés. Bueno pues ya cuando me mudé, el primer día me empezó a contar que había estado pensando en el suicidio, yo flipaba. Descubrí que para los otros habitantes de la casa el idioma oficial era el alemán!!! Porque había una chica alemana que ni una palabra de español y un chico de Alicante que hablaba perfecto alemán y que se iba en dos meses a vivir a Alemania así que le iba bien la situación y el francés que sabía varios idiomas... Pues todos hablando en alemán siempre y yo en modo Vlad.
Eso me agobiaba muchísimo porque cuando el francés o el de Alicante hablaban conmigo en castellano era como que me hacían el favor de mi vida, era una situación muy incomoda.
Encima en mi habitación la cama-litera elevada que a mí me había encantado al verla resulta que pasaba justo por mitad de la ventana, que era enana, con lo cual la ventana no se podía abrir.
La habitación era muy pequeña así que había cosas que tenía que tener a la entrada de la habitación ya que mi habitación estaba al entrar en la casa, donde el recibidor, apartada del resto, esto sí que me gustó.
Y en la puerta había un cartel de esos que hay en los baños que indican "mujer/hombre" que siempre me llamó la atención.
Estuve allí dos meses. En ellos descubrí que el francés era belga y no curraba ni nada se dedicaba a alquilar pisos por la zona y por gracia y alquilarle las habitaciones a la gente. Cobraba los alquileres en una cuenta de su novia de Italia y tenía un nombre en España y otro nombre diferente en el extranjero. Por eso acabé refiriéndome a él como el agente secreto o el espía.
Además se me hacía muy pesado vivir allí aunque el barrio estaba guay porque estaba a más de una hora andando de la universidad y con el precio que tenía no me llegaba para el bono mensual del metro y encima sobrevivir. Así que cuando llevé a Leo al veterinario y se la acabó llevando "su dueña" yo, en medio de toda esa depresión decidí volver a cambiar de casa y me puse a buscar.
Cuando encontré la nueva, se lo dije al agente secreto con un mes de antelación y me la lió pardísima por querer irme. Nos pasamos casi todo el mes que quedaba esquivándonos y cuando al fin me fui ni nos despedimos porque me dijo que vendría a darme la fianza pero casualmente se le hizo tarde ese día y no vino a casa. Total que recuperar la fianza me costó casi dos semanas y encima me descontó 10 euros (ridículo sí) porque decía que ese mes la factura de la luz había llegado más alta.

Y así llegué a mi último piso en Barcelona, quedándome un curso y medio de carrera.