Cuando la Academia de Hollywood decide entregar uno de sus premios a toda una carrera, las consecuencias suelen ser siempre las mismas, más o menos: que al homenajeado no le haga demasiada gracia (ahí queda el caso de Jean-Luc Godard, que ni fue a recogerlo) y, sobre todo, que el público haga comentarios sobre lo jubilado que está el receptor (¿a nadie le suena la expresión “ese se ha quedado para el honorífico”?) y lo poco que le falta para abandonar el mundo de los vivos. Pero, en este caso, ninguna de estas dos cosas han lugar: Jackie Chan, uno de los destinatarios de los Oscar honoríficos 2017, no sólo sigue adelante con una carrera que ya abarca 131 títulos, sino que, además, es un superviviente que ha salido con bien de algunos de los peores accidentes de rodaje de la historia. Ser una leyenda viviente del cine de artes marciales, es lo que tiene.